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Foto del escritorGiuliana Vomero

Más allá del dolor: la historia de las medusas que no conocías.

Actualizado: 9 may

¿Cuál es la primer palabra que piensas al hablar de Medusas o “Agua Vivas”? Quizás alguno de ustedes pensó en: dolor, miedo, veneno, picazón, gelatinosas, tentáculos y muchas más. El verano hace que nos encontremos con estos animales, y su fama de “picar” las tiene en un lado de la historia no muy favorable. Tal y como dice Juli Berwald en su oda a las medusas "Spineless": “un animal angelical y diabólico al mismo tiempo”.


Sin embargo, nos olvidamos o no sabíamos que las medusas son un grupo de animales que cuenta con aproximadamente 4.000 especies en el mundo, con fósiles que datan de 500 millones de años, y que son un gran ejemplo de complejidad, resiliencia y simpleza a la vez. ¿Impresionante o no? Hoy me gustaría acercarte la historia de las medusas que no te contaron y cambiará tu forma de percibir a este animal.


Créditos: OceanImageBank - RonWatkins


El animal que es 95% agua y  lo ha sentido (casi) todo.


Hace 500 millones de años atrás, en el océano de aquel entonces, se originaba el ancestro de lo que actualmente conocemos como medusas. Un animal de cuerpo blando, invertebrado, sin órganos, pero con células únicas y especializadas para su defensa al que se lo clasificó como Cnidario.

 

Se podría decir que las medusas son un animal “simple”, con dos tejidos de células que forman un cuerpo parecido a un paraguas. Entre estos tejidos se encuentra un espacio relleno de un material gelatinoso, el que en biología llamamos mesoglea, y se conectan con el medio exterior por un único orificio: una boca rodeada de tentáculos.  Las medusas no tienen un esqueleto que sostenga su cuerpo, por eso utilizan agua para mantener su estructura. Por tal razón, decimos que están compuestas de 95% agua. Cuando se encuentra en la orilla, el agua dentro de su cuerpo se evapora y pierde su forma, mostrando solo los tejidos y la mesoglea gelatinosa que la compone.


Las medusas se encuentran en diferentes tamaños y formas, pueden medir milímetros, centímetros y metros de largo y diámetro. Sus colores son vibrantes e incluso existen especies con bioluminscencia. Creditos: Vova Kras (1 y 3), Leonid Vanilov (2) via Pexels.


Aunque no posee dientes o sistema digestivo, su dieta es muy variada. Se puede alimentar de organismos del plancton más pequeños, como ser larvas de peces, pero también pueden alimentarse de peces pequeños, crustáceos o incluso otras especies de medusas, controlando así la población de sus presas.


Lo que más llama la atención de su simpleza, además de sus colores vibrantes que generan un contraste con la columna de agua, es la complejidad sensorial que poseen para poder sobrevivir y ser exitosas en el océano. ¿Cómo lo hacen? a través de una red de células capaces de recibir estímulos químicos, mecánicos o provenientes de la luz. Esto significa que son capaces de responder a cambios en la salinidad y luz de la columna de agua, o a fuerzas mecánicas como puede ser cuando algo o alguien las “toca”.


Si bien las medusas fueron los primeros animales en tener músculos para moverse, solo pueden realizar movimientos de contracción pequeños y verticales en la columna de agua. Aunque sus movimientos parecen una danza relajante y elegante, no le es suficiente para recorrer miles de kilómetros. Por lo tanto, la fuerza que les permite recorrer el mundo son las corrientes. Por tal razón es que se pueden observar acumuladas en zonas de bahías y playas, siguiendo el mismo movimiento de las olas.


Las medusas son los animales más grandes que forman parte del plancton. Como su principal fuerza de locomoción son las corrientes, se los considera integrantes de este grupo de animales marinos. Creditos: Armand Valendez via Pexels


Un ejemplo de resiliencia desde el inicio.


La reproducción de estos animales es una característica que nuevamente aporta a su complejidad y resiliencia, principalmente por las transformaciones que un simple organismo puede tener en su ciclo de vida.


La fertilización en las medusas es externa, lo que significa que las células reproductoras se liberan y unen en el medio externo, creando así una larva. La larva es un organismo microscópico que se mueve por la columna de agua hasta encontrar una superficie sólida para depositarse. Una vez allí, crece en forma de pólipo, como si fuera un coral. Es decir, un animal de cuerpo blando, que no se mueve, posee boca y tentáculos.


¿Cómo se transforma de un pólipo a medusa?, se estarán preguntando. Aquí es cuando la resiliencia es la protagonista en esta historia. El pólipo es capaz de sobrevivir hasta que las condiciones en su medio sean óptimas para crecer. Una vez que se dan estas condiciones, el pólipo comienza a clonarse y liberar pequeñas medusas llamadas Ephyra a la columna de agua. Esta pequeña medusa crece y se convierte en un adulto, la que puede llegar a vivir un año. Según la especie, este pólipo se puede clonar una o muchas veces. Las Ephyra tienen un aspecto como el que se observa en el siguiente video.



Sin embargo, existe una especie de Cnidario que no cumple este ciclo, y podría llegar a ser LA medusa que lo haya visto todo, ya que tiene la capacidad de poner su ciclo de reproducción en reversa cuando esta recibe algún daño físico o su alimento no es suficiente. Este fenómeno fue descrito en la década de los noventa por científicos, y consiste en transformarse en pólipo hasta que las condiciones sean favorables nuevamente. Esta especie se la conoce como la medusa inmortal, Turritopsis dohrnii. ¿Cuántos años tendrán los ejemplares de esta especie? Es todo un misterio…



La medusa inmortal, Turritopsis dohrnii, se descubrió en el 1880 en el Mar Mediterráneo. Mide 4,5 mm, posee hasta 90 tentáculos y es muy buena colonizando diferentes ecosistemas en el mundo. Ya se la ha descrito en lugares como Florida, California, Brasil y Japón. Créditos: Takashi Murai/The New York Times Syndicate/ Redux.


¿No es maravilloso? ¿cómo un cuerpo tan frágil y gelatinoso sobrevivió en la historia del planeta Tierra? Las medusas no solo son exitosas con su ciclo de reproducción, si no que también, se adaptaron a diferentes condiciones de su ambiente. La temperatura, salinidad, oxígeno y alimento disponible en el océano influyen en la reproducción y supervivencia de este animal. Entre tantas especies, es posible encontrar medusas creciendo en diferentes rangos, lo que sorprende y preocupa a científicos con respecto a su futuro frente al cambio climático.


¿Encontraremos más o menos medusas? Al ser buenas competidoras, ¿sobrevivirán por sobre otros organismos y colonizarán espacios que antes estaban ocupados por otras especies? ¿Qué tan exitosas son colonizando e invadiendo otros ecosistemas? Son algunas de las preguntas que científicos están trantando de responder…


Lo que sí sabemos es que la ocurrencia de especies de medusas no nativas en otros ecosistemas o “blooms” de medusas, episodios donde medusas se reproducen en grandes cantidades principalmente en zonas de puertos o playas turísticas, han sido documentados recientemente y preocupan a varios gobiernos de Asia, África y América.


Se mira y no se toca: ¿por qué “nos pican” las medusas?


Ahora bien, tanto tiempo en el océano y con un cuerpo blando, si nos ponemos a pensar en el elemento que han utilizado para poder defenderse y alimentarse todo este tiempo, no podemos evitar pensar en el miedo y dolor que ocasionan.  

 

Los cnidocitos, la célula especializada que presenta sustancia tóxica, es la causa de por qué las medusas son el enemigo del verano. Si bien los corales (también cnidarios) no tienen esa fama, comparten la misma célula con las medusas, ya que es característica de este grupo.  Estas células se encuentran en mayor concentración en los tentáculos y guardan un arpón microscópico. Al recibir un estímulo mecánico (al tocarlas), o cuando existen cambios químicos en el agua, son capaces de abrirse a presión y dirigir el arpón hacia afuera, ingresando en lo que podría ser la piel de una presa o cualquier otro animal. Es en este momento que decimos “me pico una medusa”.


Puedes ver cómo se estimula a la célula aquí:



Las sustancias que componen los cnidocitos y sus efectos son tan variadas como cantidad de medusas hay en el mundo. Hay especies cuyas sustancias solo pueden ocasionar enrojecimiento de la zona (como ser la medusa de cuatro ojos y de la cruz en Uruguay), pero también existen las que ocasionan efectos más graves como parálisis, problemas cardíacos y en algunos casos la muerte. La especie Chironex fleckeri, también conocida como medusa cubo es de la más peligrosas para los humanos. Esta medusa tiene tentáculos que alcanzan a medir 3 metros y se encuentra en el norte de Australia y región del Indo Pacífico. Por eso es muy importante informarse sobre las especies que se encuentran en el lugar que habituemos (ya sea local o de viaje) y sus posibles efectos.


1.Medusa de cuatro ojos (Aurelia aurita), 2. Medusa de la cruz (Lychonoriza lucerna), 3. Medusa cubo (Chironex fleckeri). Créditos: Ram Uruguay, Thomas P. Peschak, Nat Geo Image Collection


Se mira, se come y es refugio: el rol de las medusas en el ecosistema.


Aunque puedan ocasionar miedo y efectos negativos en los humanos, otros animales han logrado ser su aliado, especies de pequeños peces han encontrado refugio y alimento entre sus tentáculos, o incluso otras especies son su “kriptonita”.

 

Las medusas tienen un rol muy importante en la cadena trófica del océano, principalmente al ser alimento de especies que son esenciales para la conservación como ser la tortuga Siete Quillas (Dermochelys coriacea), y el Pez Luna (Mola mola). Algunos científicos estiman que la tortuga de siete quillas puede comer aproximadamente 70% de su peso en medusas por día – y los rangos de esta especie se estiman entre 300 y 600 Kg…es decir, podrían llegar a comer mínimo 200 kg de medusas! Otras especies de cangrejos y peces también las utilizan para su alimentación.


En el siguiente video se puede observar cómo una tortuga verde, juvenil, en pleno estado de crecimiento se alimenta de una medusa en la barrera de coral de Australia. También se puede observar como peces tienen una interacción positiva con la medusa, la que llamamos simbiosis. ¿A los ojos de un tortuga, una bolsa de plástico y una medusa se ven parecidas, no?



Sin lugar a dudas nuestra relación con las medusas ha tenido una connotación negativa, de miedo y dolor. Si bien hay que tener cuidado y precaución al encontrarnos con estos animales, no podemos dejar que estas experiencias definan a un animal marino que es un ancestro, ejemplo de resiliencia, adaptación y complejidad. Otro animal que una vez más nos recuerda lo maravilloso y asombrosa que es la biodiversidad de nuestro océano. 

 

Mi deseo, después que hayas leído este artículo, es que palabras como: resiliencia, ancestro, danza, inmortal, defensa, alimento y curiosidad surjan al encontrarte a las medusas nuevamente.



NOTA FINAL:

En caso de presentar roces con una especie de medusa, lo importante es primero salir del agua, quitar cualquier tentáculo que haya quedado pegado en la piel y asegurarse de que la piel este despejada. Sí quedan Cnidocitos en la piel pueden seguir inyectando sustancias. Lo segundo es limpiar la zona solamente con agua salada. Como hablamos previamente, las células de las medusas responden a cambios químicos del ambiente, si quedan células sobre la herida, al lavar la zona con agua dulce, esta posee diferente concentración de sal, por lo que activarían nuevamente a los Cnidocitos, secretando más sustancia. Una vez limpio se pueden agregar compresas frías en la zona. Por último, asistir al médico más cercano en caso de que se generen reacciones alérgicas o el dolor persiga.


Para conocer las especies de medusas y el nivel de toxicidad que se encuentra en playas uruguayas puedes visitar esta página: https://www.medusas.uy/especies


En este artículo utilizamos información proveniente de:

 

¿Te gustaría conocer que medusas registran investigadores y ciudadanos en el mundo? Puedes visitar este sitio:https://jellywatch.org/



 



 




 


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